Sugerencias para el Glosario

 Si ustedes tienen sugerencias para el Glosario poliano o quieren obtener una explicación de una noción que no aparece todavía en nuestro vocabulario, dejen su comentario en este artículo e intentaremos responder lo antes posible. Gracias

Abandono del límite mental

 

El límite, que la presencia mental comporta, es susceptible de cierta superación, que llamo abandono del límite mental y que, insisto, es posible gracias a que los hábitos son un remedio al descenso que experimenta el conocimiento humano con el pecado.

 

¿Cuáles son las 4 dimensiones del abandono del límite mental?

 

1ª. La “exclusión” del límite mental para advertir el ser extramental, conociendo los primeros principios de la realidad.

 

2ª. La “pugna” con el límite mental para encontrar la esencia extramental o explicitar la tetracausalidad física.

 

3ª. El “desaferramiento” del límite mental para alcanzar el ser personal o co-existencia humana.

 

4. La “demora creciente” en el límite mental para acceder a la esencia humana.
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Abstracción

 

Abstraer es "presentar".

 Presentar es articular el tiempo físico, pasado y futuro, desde la "presencia" mental. (La presencia mental es el acto incoativo del pensar o circunferencia).

 Lo abstraído no es temporal, la abstracción "puede" con el tiempo físico, articulándolo.

 El acto de abstraer es "la presencia mental" y el objeto abstracto es "lo poseído".

 Lo presentado está al margen del tiempo físico: no es afectado por él, porque la presencia mental de la que depende tampoco es física.

 La presencia mental se puede describir según la "simultaneidad".

Lo presentado es "a la vez" que el presentar.

 

Se habla de esto en Juan Fernando Sellés. Antropología para inconformes p.280.3

¿Cuáles son las elevaciones trascendentales de la persona humana?

 

La persona humana, independientemente de su querer, crece, trascendentalmente, hacia su destino, al ir siendo elevada, por Dios, hacia la felicidad (ordo amoris) y Dios lo hace según cinco elevaciones que podemos llamar “trascendentales”, a saber: la creación, la llamada inicial, la insistencia o mantenimiento de la llamada, la santificación y la glorificación.

Inicialmente, Dios crea cada persona con tres elevaciones que son simultáneas y necesarias, no cesan: creación, llamada inicial e insistencia.

 

Las elevaciones no son “estados”, sino crecimiento. El miembro superior tira para arriba del miembro inferior.

Las elevaciones no son “etapas”. Es la persona la que es elevada hacia la unidad en sus distintas dimensiones.

Dualizarse es prolongarse y se describe como “elevación”.

En lo más alto, Dios.

Somos un ascensor.

El profesor Juan García llama elevación “creacional” a la relación subsistente, en orden al Origen, que somos cada uno de nosotros.

Pienso que esta elevación “creacional” contiene tres dimensiones: Creación, Llamada inicial e Insistencia en la llamada.

 

a) Creación

La Creación de la persona humana es la creación de su dualidad radical, su nacer destinándo.se.

Podemos llamarla creación inicial.

Según la propuesta de Adam Solomiewicz, el miembro nativo de la dualidad radical humana es el nacer trascendental y el miembro destinativo de dicha dualidad es el destinarse trascendental.

Un acto de ser personal, radicalmente dual.

 

b) Llamada inicial (creación segunda o gracia inicial).

Si llamamos creación primera a la creación del universo físico, la creación segunda será la creación de cada persona humana, en tanto que llamada.

Es la llamada del Destino.

La llamada inicial es el modo peculiar como Dios crea cada persona humana. Dios la crea, "llamándola".

 

Noten la exquisita ternura de un Dios que no nos crea despóticamente, sino en libertad. Nos "llama".

 

Llamamos creación segunda a la creación de cada persona humana. Dicho en términos clásicos, la unión del alma con el cuerpo.

 

Dios crea la persona humana como libertad de destinar su mundo.

La persona habita el universo físico convirtiéndolo en su “mundo”.

 

El fruto de la llamada inicial es la apertura transcendente: el hombre es capaz de Dios. Co-existencia libre.

 

Dios nos abre, llamándonos, atrayéndonos a su Intimidad, elevándonos.

Es la elevación de nuestro espíritu, proveniente del favorecer de Dios, que abre cada uno de los trascendentales personales.

La persona humana es orientada y elevada “hacia” Dios abriendo cuatro aperturas transcendentales, fruto de esa llamada inicial.

El panorama se amplía así, en el ascensor acristalado gracias a esas cuatro aperturas transcendentales, que son infusas y naturales.

 

A la llamada inicial podemos llamarla gracia inicial (que abre el radical co-ser hacia Dios). A esta apertura transcendental la denomino humildad trascendental).

 

La llamada inicial en cuanto que también abre los otros tres trascendentales personales hacia Dios, podemos también llamarla gracia primera.

A estas tres aperturas transcendentales las denomino de la siguiente manera: la esperanza trascendental es la apertura de la libertad. La fe es la apertura del inteligir personal. La caridad trascendental es la apertura del amar. (Ustedes comprenden que no se trata de las virtudes teologales de la teología, sino aperturas naturales de la persona humana a Dios, desde su creación).

 

 

c) Insistencia o mantenimiento de la llamada.

Es la elevación propiamente dicha.

Dios mantiene insistentemente la llamada (es un diálogo creador), para que el hombre aporte su don.

Esta insistencia permite comprender la condición temporal de la vida.

 

Esta insistencia o mantenimiento de la llamada no es otra cosa que el tirar de Dios, hacia arriba, que no cesa de elevarnos libremente.

Recuerden que “elevación” no significa que “estemos” elevados, sino que estamos siendo elevados. Cuando decimos "elevación", hablamos de un movimiento que no cesa.

Insistencia en la llamada.

 

Aquí se incluyen también intervenciones sobrenaturales de Dios que nos favorecen aún más. Por ejemplo, cuando Dios llama a un pagano a reconocerle como el Dios vivo.

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Debemos explicar ahora otras dos elevaciones que no tenemos de entrada: la santificación y la glorificación.

 

d) La santificación: para entenderla nos servirá volver al mito del ascensor acristalado: imaginemos en el interior del ascensor, una sala enorme, con pantallas en color, donde se pueden ver, por anticipado,  los misteriosos juegos eternos, que están más allá de la azotea.

Esas pantallas (cual un VAR) nos hacen gozar de una elevación sobrenatural que los teólogos suelen llamar "gracia santificante", anticipación de la vida eterna. (Tras la caída, la llamamos “nueva creación”).

 

e) La glorificación es el encuentro definitivo con Dios,  más allá de la azotea, en el que conoceremos cómo Dios nos conoce: como hijos que serán siempre "además", jugando y cantando eternamente.

 

x) Pero además de estas cinco elevaciones no debemos olvidar que "trascendentalmente" hubo una caída (que se corresponde con lo que la teología llama pecado original). No es otra cosa que la comunión con el maligno, con el don "nadie". Es la caída trascendental. La pandemia original. Un obscurecimiento del ascensor que dificulta la visión hacia afuera y hacia adentro. Las consecuencias de este apagón inicial son patentes. La principal, la ignorancia. Sin embargo, el ascensor no ha dejado de subir y la esperanza no cesa de renacer. La humanidad subsiste hacia su Destino.

Trascendentales personales

 
Los trascendentales personales o antropológicos son los siguientes:
 
el acto de ser personal, al que Polo llama co-existencia, intimidad o ser segundo;
 
la transparencia intelectual, que denomina intellectus ut co-actus;
 
el amar que acepta, es decir, la estructura
donal de la persona o amar donal;
 
y la libertad.
 
 
Polo presenta los 4 trascendentales personales  en el tomo I de su "Antropología trascendental", el tomo que tiene como subtítulo "La persona humana".
 
En la p. 36 dice que a su modo de ver a los trascendentales tradicionales (a los que llama trascendentales metafísicos) hay que añadir cuatro: el acto de ser co-existencial,
la libertad,
el intelecto
y lo que denomino amar donal.
 
Son pues :
 
La co-existencia ;
El intelecto personal ;
El amar donal (amar y el aceptar personales);
La libertad trascendental.
 
Quizá existan otros, pero habrá que descubrirlos mostrando que lo son, tal como ha hecho Polo.
 
No parece apropiado llamarlos simplemente "radicales", pues cualquier dimensión del ser personal es radical.
 
Salvador Piá escribe: “en la persona humana se distinguen convertiéndose como trascendentales”:
la co-existencia,
la libertad,
el intelecto personal
y el amor donal.
 
Prefiero este orden al que dan otros estudiosos de Polo, que siguiendo la exposición que hace en el tomo I de la Antropología trascendental los colocan tal como he escrito más arriba, es decir
 
La co-existencia ;
El intelecto personal ;
El amar donal (amar y el aceptar personales);
La libertad trascendental.
 

Amar personal

 

El amar donal o amar personal humano es el más íntimo de los radicales de la persona humana.

 

Los trascendentales personales o radicales de la persona humana descubiertos por Leonardo Polo son:

co-ser, (co-existir trascendental),

libertad trascendental,

intelecto personal,

y amar donal.

¿Qué es el amar donal?

 El amar donal o amar personal es es el cuarto trascendental personal descubierto por Polo.

Es también la tríada amorosa de la persona.

 
Leonardo Polo descubrió cuatro trascendentales personales :
 
la co-existencia,
la libertad,
el intelecto personal
y el amar donal.
 
Pues bien, el amar donal de la persona humana, está formado por una tríada amorosa:
Dar
don o Don-don
Aceptar
 
 
El Don-don es “la esencia” de la persona humana cuando es aceptada por Dios. Antes de ser aceptada la esencia humana es solamente "don".

   e  Y el Don de Dios es el acto de ser personal humano al ser creado, que espera la aceptación de la parte del hombre (a través de su don, de su esencia o vida).


La tríada amorosa de cada persona humana es pues: dar, don y aceptar.
Pero debemos hacer algunas aclaraciones:
La persona humana “da” en esta vida su esencia, “su don”, que debe ser Aceptada por Dios en el Juicio.

 

Al ser aceptado, su don esencial es elevado al orden trascendental, entonces podemos llamarlo Don-don.
 
Adam Solomiewicz aclara la cuestión al proponer que en el amar personal hay, por lo menos, dos estructuras amorosas.
 
Pueden ustedes seguir su exposición en este enlace: https://drive.google.com/file/d/1X4l9Fh9EG8wMGoSWZ7NtNcNu-BICaktx/view
 
Estarán ustedes de acuerdo en que el amar personal hay que explicarlo como relación entre dos personas.
No se puede explicar solamente en el interior de una sola persona. Tienen que haber dos personas.
 
Pues bien, el amar personal tiene una estructura triádica : Aceptar, Dar, don, que hay que poner en relación con Otra persona: con Dios.
 
aceptar y dar son trascendentales.
 
actividad acogedora (aceptar)
actividad otorgadora (dar)
 
Hay distinción real entre aceptar y dar.
 
El referente del “aceptar” trascendental humano es el Dar de Dios
El Don de Dios es el ser de la Persona humana. Este Don es trascendental porque solamente Dios puede dar dones trascendentales.
 
El referente del “dar” trascendental humano es el Aceptar de Dios.
Y lo que la persona humana da es, su don, es el don esencial. Su vida.
 
El don del trascendental amar personal es doble: el ser de la persona humana creada por Dios (Don trascendental) y el don de la vida humana que la persona da a Dios (don esencial).

¿Podemos dar la persona que somos?

 

No podemos dar nuestra persona porque la persona, simplemente, no “es”, sino que “será”.

Podemos comprometer nuestro futuro, pero no poseemos el futuro. No nos poseemos completamente. Siempre seremos “inidénticos” (la Identidad es divina).

La persona se da a través de su esencia (a través de su vida, porque su vida es su esencia).

Al dar nuestra vida estamos ratificando nuestra fidelidad.

El amar donal (o amar personal) será siempre activo, siempre crecerá más.

Y se manifiesta queriendo, para siempre.

Cuando nos adentramos en la antropología trascendental corremos el riesgo de despreciar la esencia, pensando que el acto de ser humano no necesita de ella.

Nos olvidamos de que el dar donal se da a través de su esencia.

Y, como dijo Juan A. GG, la esencia es “esencial”.

Llamada inicial. Definición

 .

La llamada inicial es una de las "elevaciones" trascendentales de la persona humana.

La llamada inicial es el modo peculiar como Dios crea cada persona humana. Dios la crea, "llamándola".

 

La persona humana, independientemente de su querer, crece, trascendentalmente, hacia su destino, al ir siendo elevada, por Dios, hacia la felicidad (ordo amoris) y Dios lo hace según cinco elevaciones que podemos llamar “trascendentales”, a saber: 

la creación, 

la llamada inicial, 

la insistencia o mantenimiento de la llamada, 

la santificación y 

la glorificación.


Explicación de la llamada inicial.

 

La persona humana se caracteriza por su crecimiento según sus elevaciones.

La elevación de base es la creación.

Pero la creación de la persona humana exige otra elevación que es la llamada inicial (vocación según Piá).

Esto es así porque como la persona es libre, debe responder a una llamada. No está determinada.

 

La llamada inicial es pues una de las "elevaciones" trascendentales de la persona humana.

 

A la llamada inicial podemos llamarla gracia inicial (que abre el radical co-ser hacia Dios. Esta apertura transcendental es la humildad trascendental) y gracia primera (que abre los otros tres trascendentales hacia Dios. La esperanza transcendental es la apertura de la libertad. La fe es la apertura del inteligir personal. La caridad es la apertura del amar transcendental (en la etiqueta 12.7.0 veremos los distintos tipos de gracia)

 

La llamada inicial es el modo peculiar como Dios crea cada persona humana. Dios la crea, "llamándola".

 

Noten la exquisita ternura de un Dios que no nos crea despóticamente, sino en libertad. Nos "llama".
 El fruto de la llamada inicial es la apertura transcendente (ver las etiquetas que empiezan por 5.13).
 La persona humana es creada con una intimidad orientada de suyo al auto-transcendimiento, a vivir-con o en Dios.
 Vista desde la criatura humana, la llamada inicial es potencia obediencial. Vocación.
 
 Tras la decisión divina de crear, podemos considerar, trascendentalmente, otra elevación distinta: es la "llamada inicial". (denominada también, como hemos dicho, gracia inicial como referencia al radical co-ser o gracia primera, como referencia a los otros tres radicales).
 Los seres libres somos creados a modo de "llamada". Somos seres "segundos". El ser primero es el universo físico, que es como es, y no tiene nada que decir, sencillamente se despliega.
 Y la "llamada" fructifica en cada radical humano:
 - en cuanto ser libre, se abre el ser en esperanza;
 
- en cuanto inteligir personal, se abre en fe;
 
- en cuanto amar, se abre en caridad;
 
- y en cuanto co-ser, se abre en humildad (gracia inicial).
 
Son "las aperturas transcendentales" (la n designa el cómo el ser personal se abre a Dios, respondiendo a la llamada).
 
Otra cosa distinta es la apertura "trascendental" (sin n) o apertura íntima, que designa las dualidades íntimas del ser personal. Es decir, nuestro estar abiertos por dentro (la estudiaremos en las etiquetas 5.11).
 
Ya saben ustedes que la intimidad personal poliana  comprende:
-  la dualidad entre  la apertura interior y la apertura hacia dentro.
 
La apertura interior es la dualidad entre co-ser y libertad,
y la apertura hacia dentro,  es la dualidad entre el inteligir personal y el amar.
 
Con la llamada inicial vamos más allá de nuestra intimidad. Por eso decimos trans.
Entramos en contacto con nuestra réplica.

Autotrascendimiento. Definición.

 .

Llamo autotrascendencia  a la respuesta de la persona humana a Dios, que va más allá de su trascendencia (la trascendencia es lo radical en la persona humana), para alcanzar la transcendencia.

Es la respuesta a la llamada inicial.

No autorealizarse sino autotrascenderse hacia Dios.


Explicación de la autotrascendencia

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Frente a la visión pagana del hombre que lo presenta como alguien que busca autorealizarse, es decir, frente a la “pretensión de sí”, Polo habla de autotranscendencia.
 
En lugar de autorealizarnos, nos autotranscendemos, es decir, dependemos libremente de Dios.
 
A algunos no les gusta el auto- ; pero si se explica bien, me parece que se puede entender como “respuesta” del hombre a Dios.
En lugar de autorealización, autotranscendimiento.
 
Me he decidido a utilizar el término “autotrascendimiento” (sin n) porque es así como Ignacio Falgueras lo llama atendiendo sobre todo a la luz, el autotrascendimiento en transparencia, el siempre poder entender más o futuro inagotable.
 
Polo en su libro póstumo p.71, 2 también utiliza autotrascendimiento sin n.
 
Intentaré explicar la distinción entre ambos.
 
Llamo autotrascendencia  a la respuesta de la persona humana a Dios, que va más allá de su trascendencia (la trascendencia es lo radical en la persona humana), para alcanzar la transcendencia.
Es la respuesta a la llamada inicial.
No autorealizarse sino autotrascenderse hacia Dios.
 
¿Y qué es la autotranscendencia?
Me atrevo a decir que es el autotrascendimiento eterno.
 
Para entenderlo tenemos que aceptar la propuesta de Salvador Piá sobre las aperturas transcendentales.
 
La apertura transcendente de la persona humana hacia Dios, estrictamente considerada, según Piá, equivale al modo en que inicialmente es transcendida la intimidad personal humana por Dios : esta apertura también recibe el nombre de auto-transcendimiento de la intimidad personal o llamada inicial.
 
Las aperturas transcendentales no son lo mismo que las trascendentales.
Lo trascendental en la persona humana es lo radical.
Lo transcendental es más allá de lo radical.
 
Las aperturas transcendentales son llamadas de Dios que nos comunica su vida íntima.
No son la gracia santificante, pues la santificante nos comunica su vida eterna, como anticipación.
 
Inspirándome en Juan A. García que dice que la persona es el ser que sabe de sí, yo diría que el autotrascendimiento es un saber más de sí.
 
Y el autotranscendimiento eterno, o vida eterna, es la aceptación de nuestra glorificación.

Problema filosófico



PROBLEMA FILOSÓFICO:

Un problema filosófico es un tema relacionado de alguna manera con las ultimidades del saber y que permanece confuso mientras no sea abordado con el método pertinente.

(Prof. I. Falgueras, Formación superior en la filosofía de Leonardo Polo, Clase Magistral, Módulo 1).

Rápidamente ¿qué es la persona?

 .

Persona es el ser abierto a la trascendencia. Por tanto, radicalmente libre.

 

Libre para destinarse, si quiere. Responsable.

Su verdad le inspira a dar.

 

Persona, rápidamente, es la relación subsistente originaria o, en el caso de las personas creadas, relaciones, subsistentes en el orden del Origen.

 

Noten la distinción entre ser personal y el acto de ser del universo físico (denominado "persistencia" por Polo).

El universo físico es la persistencia en el orden del Origen. Depende del Origen en el modo sencillo de la persistencia.

 

La persona creada es, sin embargo, la relación, subsistente en el orden del Origen, es decir, dependencia del Origen en el modo de relación insistente, intensiva "hacia" el Origen (insistencia, subsistente en el orden del Origen).

 

La persona rebrota.

 

La "intensidad" de la insistencia hace referencia a la "esencia", que en Dios se identifica (Esencia divina) con cada una de las personas y en las personas humanas es más o menos intensa según el grado de santidad.

 

Las Personas en Dios (la Trinidad) son relaciones subsistentes originarias.

 


Vida. Definición

 

Vidase puede describir, siguiendo a Aristóteles, como el ser para los vivientes. 
<Vita viventis est essentia>. 

Sobrenatural. Definición

 


Lo sobrenatural es una "anticipación" de la salvación, del encuentro definitivo con Dios.

Sentido personal. Definición


 

La persona  va hacia Dios, hacia su Réplica, hacia el Hijo. 

La persona humana es réplica de la Réplica. 

La persona humana es además. 

Es hacia. Ése es su sentido.

Hacia. Definición

 .
Hacia. (cliquer sur "hacia" para ver las otras entradas sobre esta noción)

La preposición “hacia” expresa la aproximación y la dirección. 
Es muy apropiada para entender que la persona humana es ser “hacia”. 

La persona humana es la réplica que se aproxima y va hacia la Réplica que es el Hijo. La persona humana es hija en el Hijo. 


Es “hacia”.
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Aceptar. Definición

 


Aceptar en la Antropología trascendental poliana es el elemento primero de la tríada amorosa del trascendental “Amar donal”.

La tríada es Dar-Don-aceptar. 

Dios da el Don del acto de ser, que es “aceptado” por la persona. 

Pero, atención, esta aceptación no es un acto de la voluntad sino precisamente la creación de la persona. 

Siendo la persona humana “libre”, la aceptación de la creación se manifiesta según los actos de su voluntad (es el dar humano en lo que llamamos estructura donal segunda).

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Esencia. Definición

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 .Podemos describirla con una imagen: la esencia es el meollo de un ser.
 
Como el cogollo de la lechuga, como el corazón sabroso de la alcachofa.
 
La esencia es la verdad de cada cosa. Lo que cada cosa es.
 
La esencia es el meollo, o de otra manera, esencia es el “busilis”. Busilis es una de las palabras con las que uno puede referirse al meollo inteligible de la realidad.
Busilis significa también punto de extrema dificultad, lo más enigmático de un asunto, su punto clave.
 
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Sin embargo, ser meollo no quiere decir ser lo más profundo de un ser.
El meollo de una persona humana es su esencia, su yo. Pero ¿quién soy yo? Más adentro del meollo soy “además”. Mi intimidad es mi “además”, mi además del yo.
Una cosa es quién soy (persona) y otra cosa es lo que soy (esencia, yo, lo que he llegado a ser).
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Debemos hacer otra observación:
Polo, filósofo de la distinción, distingue entre la esencia humana y la esencia del universo.
 
La esencia humana es la manifestación de la persona: todos somos personas, pero cada uno tenemos nuestra verdad, nuestra "esencia", nuestro "meollo" personal: mi vida.
 
La esencia humana (la vida de cada hombre) es así la manifestación libre de la persona humana (su disponer).
 
Pero la esencia del universo o esencia extramental es distinta a la esencia humana. En efecto, no es libre, es sencillamente un despliegue tetracausal del ser del universo.
 
 
En un glosario, que Juan Fernando Sellés tuvo la amabilidad de enviarme, trata así a la esencia :
 
Esencia(del latín essentiadel universo es la concausalidad entera (materiaformacausa eficiente y causa final), es decir, los principios reales en los que se analiza el acto de ser del universo. Debe distinguirse, por tanto, la esencia física del acto de ser del universo. No debe confundirse, por otra parte, esta esencia referida a lo físico con la esencia humana.
 
Esencia humana
 es la naturaleza humana perfeccionada por hábitos y virtudes. El término designa el disponer, aquello según lo cual disponemos, no quien somos. De la esencia son las facultades superiores del alma, la razón y la voluntad, específicamente cuando éstas están perfeccionadas por los hábitos. Cuando tenemos hábitos (virtudes en la voluntad) podemos disponer mucho mejor de nuestras potencias para actuar según ellas son, (no para disponer de ellas) es decir, gracias a los hábitos y virtudes podemos pensar mejor y podemos querer más y mejor.

 




Dones del Espíritu Santo

Los dones del Espíritu Santo son  las llamadas más altas de Dios a la santidad. Atribuidas al Espíritu Santo. Coronan el crecimiento de...